Mientras veían televisión, a la familia Fula Padilla se le vino la casa encima

Más allá de los reportes del número de damnificados, del porcentaje de las crecientes de los ríos o de las pérdidas materiales por las torrenciales lluvias de las últimas horas en Santa Marta; hay tragedias que tienen rostro y voz.

Una de ellas es la de la familia Fula Padilla, que ante la situación de pobreza y con mucho esfuerzo, lograron levantar su casa en una de las faldas de los cerros en la ensenada de Juan XXIII.

Ayer, mientras un fuerte aguacero parecía interminable, y los seis miembros de la familia se reunían frente al televisor, casi a las 9 pm un estropicio dañó la poca paz: se les cayó la casa.

O por lo menos parte de ella. Una señora adulta tuvo que ser sacada sobre una mecedora, angustiada, Loli Padilla Mendivil protegió también a los dos menores. Lograron poner a salvo algunas de sus pertenencias, pero la casa quedó inhabitable.

A la zozobra de que se presenten nuevas lluvias y se termine de acabar lo poco que quedó en pie, se suma el hecho de que su esposo, Oswaldo Martínez, tampoco está en condiciones de proveer un sustento económico. Es taxista y tiene la licencia vencida.

Por eso, se mantienen esperanzados ante las ayudas prometidas por miembros de la Alcaldía Distrital de Santa Marta. El dolor de los golpes recibidos por las piedras que cayeron en la casa están ahora mismo en un segundo plano, les preocupa más buscar dónde dormir sin el miedo de quedar sepultados bajo piedras y escombros.