Bases para una comprensión del conflicto en la Sierra Nevada de Santa Marta: Los Pachencas y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada

Me referiré, tácitamente, a lo que es un error de comprensión del fenómeno violento a partir de una lectura ágil del territorio. El palo no está para cuchara, dicen los mayores.

Si bien es importante tener claridad sobre algunos momentos que son trascendentales, no menos importante es saber hilar esos procesos en el territorio. Temas como el POTP.: (Plan de Ordenamiento Territorial Paramilitar) -que juega un papel valioso a la hora de la comprensión-; los procesos no son aislados y aunque pareciera que algunos de ellos se dieran por el azar, la realidad es que hacen parte de una planificación y la historia reciente (2006-2020) para una comprensión cronológica.

No voy a trenzar una discusión interminable sobre la existencia o no de un Grupo Armado Ilegal. La respuesta es: sí. Existieron los Pachencas y existen las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra. Frente a eso, no hay tema de discusión; en lo que sí hay tema de discusión es en dos cosas, la primera de ellas, la funcionalidad y la segunda, la intencionalidad y esto determina el carácter, no solo de las autoridades sino el de la misma estructura criminal. La academia juega un papel importante y la formación: mientras unos ven un tema puntual, otros nos dedicamos a verlo de manera holística; por lo que la comprensión es mayor. Mientras unos se dedican a ver un homicidio, nosotros miramos la conectividad y el mensaje. Las dos disciplinas deberían ir de la mano, pero la soberbia, en muchos casos, solo crea conflictos que únicamente benefician al que está ejerciendo la acción ilegal. Es muy fácil escuchar y hay mucho estoicismo en reconocer que no sabemos todo.

Los Pachencas nacen de la siguiente manera: luego de una dura pugna entre el Clan del Golfo y la Oficina Caribe, en 2012 -guerra que dejó en 3 meses unos 150 muertos y que ubicó a Santa Marta entre las 50 ciudades más violenta del mundo-, la Oficina Caribe logró vencer militarmente y retomar el poder que ha sostenido desde 2006. Esa guerra la lideró alias Chucho Pachenca, quien antes de ser capturado (2000, 2007 y 2012) las dos primeras capturas por Ley 30 y porte de armas y la tercera por concierto para delinquir agravado y conformación de Bandas Criminales, estuvo combatiendo a sus antiguos aliados. Esa postura fue reconocida por la Oficina Caribe quien luego de que retornara a la libertad (14 meses después) fue nombrado jefe del brazo armado de la Oficina Caribe y bajo su mando todo el territorio que hizo parte del Frente Resistencia Tayrona.

Hasta ahí, es decir: hasta el 2016, nadie hablaba de los Pachencas, que aunque estaban en el territorio, no usaban esa denominación; es más. No hay un solo panfleto, entre el 2012 y el 2019, no hay un solo informe de inteligencia que hable de los Pachencas antes del 2016, que en efecto, existieron, pero no se nombraban así hasta que la Policía Metropolitana, en 2016, empezó a hablar de los Pachencas y como, en el mundo del hampa, estos nombres se vuelven ejemplarizantes y se esparce con rapidez la noticia; en sentido genérico, se llamó así a toda la estructura, que no incluía a los que pensaban y tomaban las decisiones. En últimas alias Chucho Pachenca era solo un empleado, con cierta autonomía, pero un empelado al fin.

El fenómeno de las Bandas Criminales (o la denominación que se le dé) tiene un elemento distintivo: a diferencia de las estructurales, (Gaitanistas, Oficina Caribe, Oficina de Envigado); las demás han entrado en un proceso que se denomina: absorción; es decir, que de acuerdo a su carácter, naturaleza, nivel de fortaleza, vienen siendo absorbidas por las estructurales. Se adhieren o las combaten militarmente y desaparecen del radar. En el distrito de Santa Marta, pasó con: los leales a Giraldo, los Mellizos, el Bloque Nevado, el Bloque Cacique Arhuaco, los Paisas, los Rastrojos, los leales a los Urabeños; 13 en total, que fueron combatidas militarmente y que pasaron a sumar las filas de quien la absorbió. Los Pachencas fueron absorbidos por las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada y como tal, no solo perdieron a sus líderes, sino que los demás tuvieron que sumarse. Una estructura muta, para fortalecer procesos; en el plano de lo convencional.

Hablar de los Pachencas, como fenómeno violento o estructura armada ilegal es válido, desde la historia y para la comprensión de los fenómenos adyacentes. No para centrar una estrategia militar, sobre algo, que se convierte en un sofisma de distracción y ese es el error. Los Pachencas hoy no existen; existieron, pero el mapa actual delictivo nos dice que no están y no es que se hayan ido: es que fueron absorbidos por otra estructura. Las Alerta Tempranas 048-18; la 044-19 y la 018-19, las dos primeras para Magdalena y Guajira y la tercera para el Cesar –Pueblo Bello-; en efecto no hablan de las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra; no se refieren a los Pachencas. Los informes académicos también lo sostienen y sería una excusa muy banal llevar esta realidad al plano de lo político, como si se tratara de una absurda pelea de egos. El territorio habla por sí solo y necesita respuestas.

Hace bien el gobernador en pedir a MinDefensa recategorizar (esto las personas del común no lo comprenden) por eso, hay que explicarlo mejor y definir cuál va a ser la estrategia para reducir: el control territorial, el control de las comunicaciones; el control del sicariato, el narcotráfico, el microtráfico, el oro verde y el dominio sobre algunas propiedades, áreas protegidas y áreas de especial atención. Hace mal el gobernador en seguir llamándolos Pachencas y no dimensionar, que el mundo del hampa evoluciona y no es estático.

El estadunidense Gary Stanley Becker, desarrolla una postura crítica dentro de la teoría económica del crimen y la argumenta con que existe un equilibrio en el crimen, que es producido por interacción entre delincuentes y autoridad, en términos (de la aplicación de ley), que produce un tipo de sanción criminal, que favorece la conducta punitiva.

Básicamente la criminalidad también la describe el mismo autor Becker (1968) como una actividad racional sujeta a un factor de aversión al riesgo: los delincuentes son agentes que valoran los beneficios y costos a la hora de cometer un delito.  Esta reflexión si la dejo al azar para que se la adjudique cualquier autoridad, porque aquí es donde se define la intencionalidad, que forja el carácter. Mi actuación, a quien beneficia o a quién le estoy haciendo un favor.