Salió cara la entrada gratis promovida por Eduardo Dávila


Este domingo, el estadio Sierra Nevada abrió sus puertas de forma gratuita para el duelo entre Unión Magdalena y Once Caldas, en una iniciativa impulsada por las directivas del club, encabezadas por el máximo accionista Eduardo Dávila Armenta. Sin embargo, lo que parecía un gesto para reconciliarse con la hinchada terminó profundizando el malestar y evidenciando la desconexión entre el club y sus aficionados.
La medida respondía al llamado de auxilio que venía haciendo Dávila desde semanas atrás, cuando reveló un déficit de 800 millones de pesos y cuestionó la escasa asistencia del público. “Ponte tu camiseta, gorra, saca tu bandera y ¡todos al Sierra Nevada!”, fue el mensaje con el que el club intentó reavivar el vínculo con la afición en medio de una de sus peores campañas en la primera división.
El objetivo, según los mensajes institucionales, era “llenar el estadio” y “arropar al equipo”. Sin embargo, la estrategia no logró revertir la falta de confianza de una hinchada que, desde hace tiempo, denuncia desorganización administrativa, una plantilla débil y una sensación de abandono por parte de la dirigencia.
El resultado fue adverso tanto dentro como fuera del campo. El equipo samario volvió a perder, ampliando su racha sin victorias, mientras que en las tribunas la tensión acumulada explotó. Durante el segundo tiempo, varios hinchas invadieron el terreno de juego en un intento de agredir a los jugadores, enfrentándose con el personal de logística y las autoridades, lo que obligó a suspender el partido.
Videos difundidos en redes sociales evidenciaron la magnitud de los incidentes: gritos, empujones y disturbios que contrastaron con el ambiente familiar que se pretendía promover. Ahora, el club podría enfrentar una sanción por parte del Comité Disciplinario de la Dimayor, que incluiría multas económicas e incluso el cierre total o parcial de tribunas, situación que agravaría aún más la crisis de la institución.
Líderes de las barras organizadas, en diálogo con Seguimiento.co, hace unas semanas señalaron que la falta de resultados, el declive institucional y la nula comunicación con la afición explican el actual divorcio entre el club y su gente. Aunque algunos apoyaron la medida de entrada gratuita, coincidieron en que no resuelve el problema de fondo: la ausencia de un proyecto deportivo serio, la falta de refuerzos y el caos organizativo.
Para muchos, la apertura sin costo fue interpretada como un último recurso para evitar un estadio vacío ante la inminencia del descenso, pero también como una jugada improvisada, carente de estrategia y planificación.
“La entrada no es el problema. Nosotros pagamos nuestra boleta como cualquier hincha. Lo que queremos es que el club responda”, dijo semanas atrás Jorge Jackson, líder de la barra Garra Samaria Norte, quien además propuso que una estrategia más efectiva para fidelizar podría ser un 2x1.
Lo ocurrido el domingo podría calificarse como una olla de presión a punto de explotar. En su momento, los barristas le pidieron directamente a Dávila: “Que lo venda o que lo permute, pero que no nos arrastre a la B”.
En definitiva, lo que debía ser un punto de quiebra e inflexión, terminó en caos. La entrada gratuita salió cara no solo por los disturbios generados, sino porque expuso, una vez más, la desconexión entre una dirigencia que recurre a soluciones urgentes y una afición que exige respeto y resultados.
Con el fantasma del descenso más latente que nunca y bajo la lupa de la Dimayor, el club atraviesa una de sus semanas más críticas. La pregunta que queda es si aún hay margen para revertir el rumbo o si este fue, simbólicamente, el partido del adiós a la máxima categoría del fútbol colombiano.
De la crisis al escándalo
Todo esto se suma a la polémica que protagonizó Eduardo Dávila hace algunos días, cuando declaró públicamente que no está de acuerdo con el fútbol femenino, afirmando que "ese no es un deporte para mujeres" y sugiriendo que ellas deberían jugar “vóley o dominó”. Sus declaraciones fueron calificadas como machistas y misóginas por amplios sectores
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