Un año sin la líder social Maritza Quiroz y su asesinato sigue impune

El 5 de enero de 2019 fue asesinada la lideresa social Maritza Isabel Quiroz Leiva, de 60 años, por hombres armados que llegaron hasta su finca en la vereda San Isidro, en zona rural de Santa Marta, y un año después aún su crimen sigue impune.

Quiroz era suplente de la Mesa de Víctimas de Santa Marta y líder de las mujeres víctimas de desplazamiento afro en la zona rural. Había recibido amenazas en 2018 y la Corte Constitucional había solicitado protección para su vida.

Desde 2016 residía en la finca donde fue asesinada, la cual fue otorgada por la Agencia Nacional de Tierras para ella y nueve mujeres más por ser víctimas de desplazamiento.

Por el asesinato de Quiroz Leiva, las autoridades inicialmente ofrecieron una recompensa de 30 millones de pesos a quien suministrara información sobre los resposables del asesinato y casi seis meses después la Alcaldía de Santa Marta aumentó la cifra a 100 millones.

 “Desde la Alcaldía se ofrece una recompensa de hasta 100 millones de pesos para aquella persona que dé información que conlleve a la individualización, captura y judicialización de quienes ordenaron y cometieron este vil acto que vivió la ciudad de Santa Marta”, dijo el entonces secretario de Seguridad y Convivencia del Distrito, Camilo George, en una rueda de prensa conjunta con la Fiscalía.

Igualmente, el entonces director seccional de Fiscalía, Vicente Guzmán, aseguró que estaban trabajando con un grupo de investigadores de Bogotá y el equipo del CTI y la Sijín de Santa Marta para establecer quiénes eran los autores materiales e intelectuales del asesinato de la líder social. No obstante, a la fecha no hay ni una sola persona capturada por este crimen.

Maritza Quiroz era oriunda de Valledupar y era desplazada por la violencia. Junto con su esposo y sus cinco hijos se fue a vivir a  una finca en Bajo Camagual, una vereda del corregimiento de San Pedro de la Sierra, jurisdicción de Ciénaga. Pero tras el asesinato de su esposo se vio obligada a trasladarse a Santa Marta, donde sacó a sus hijos adelante con mucho esfuerzo.

Hoy, sus cinco hijos lamentan la trágica partida de su madre y le piden a las autoridades que su asesinato no quede en la impunidad como el de muchos de los líderes sociales del país.