"Horacio era una persona noble, no se metía con nadie": trabajadores del callejón del correo

En medio de la tristeza y el asombro, trabajadores de los diferentes restaurantes de la carrera 3 con calle 16 del Centro Histórico de Santa Marta o mejor conocido como Callejón del Correo, en horas de la tarde de este jueves, le rindieron homenaje al reconocido Horacio Bernal Cifuentes, quien se dedicaba al oficio de zapatería y vender discos de vinilo en el mismo sector.

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Cabe recordar que, Bernal fue asesinado en horas de la mañana del día martes 22 de agosto, cuando se movilizaba en su motocicleta por una de las calles del barrio Ondas del Caribe, en dirección a su lugar de trabajo.

Tras este hecho, algunos medios de comunicación de la ciudad aseguraron que la víctima tenía anotaciones judiciales por el delito de tráfico de estupefacientes.

“Solicito a la Policía Metropolitana de Santa Marta rectificación del buen nombre de Horacio Bernal, asesinado ayer en Ondas del Caribe, un medio que publicó información falsa sobre sus antecedentes. ¡Falso! Era zapatero. Sus familiares piden esclarecimiento y justicia”, expresó Norma Vera Salazar a través de sus redes sociales.

 

 

 

 

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Los trabajadores del callejón del correo recordaron a Horacio como “este señor nos sacó de apuros con el calzado a muchos de los que trabajamos en esta zona cuando por el mal estado de las calles perdíamos una tapita o se nos partía un tacón”.

Otras voces dijeron también:

“Esa esquina ya no volverá a ser la misma”.

“Triste noticia. Pierde Santa Marta a un ícono de la samariedad por culpa de la violencia”.

“Recuerdo haberlo conocido en ese sitio hace más de 30 años y creo que nadie le escuchó jamás levantar la voz ni decir una grosería”.

Por otra parte, la Corporación Centro Histórico de Santa Marta lamentó este hecho. “por alguna razón irreal acabaron con la vida de una persona noble que solo sabía dar alegría a un lugar icónico del Centro Histórico, Horacio un señor particular zapatero y melómano que te saludaba con su característica formar, donde por años arreglo zapatos de muchos samarios y lleno de música el callejón del correo con sus discos de acetato y que hoy con el corazón apachurrado le decimos adiós”.