Un Cuba Libre

Para tomarse un Cuba Libre, solo se necesita Hielo, Coca-Cola, Cañazo y limones, se combinan y su sabor peculiar puede amenizar cualquier reunión o consenso, como el que necesita la clase política del magdalena, que los de antes y los de ahora se tomen un buen vaso de este coctel barato y se decidan a solucionar los problemas estructurales que bastante caro nos ha costado.

De por sí que nuestra Alcaldesa muy poco dice, y a las primeras de cambio cuando se decide a hacer algo por la ciudad, al traernos toda la experticia cubana para que en materia deportiva comencemos a aprovechar las únicas obras conclusas que tenemos como lo son la Villa Bolivariana, se le vino una marejada arenosa de espuma ideológica donde Santa Marta y Magdalena se convertirían en un remanso para el comunismo internacional.

Lo más angustiante de la avanzada cubana, es que no serán Bartenders expertos en prepararnos cocteles de Coca-Cola con Ron de Caña, Hielo y limones, aunque aquí les exigirían Zumo de Naranjas, sino que todos hacen parte de la inteligencia cubana, esa que en política hacía escarnios, denunciaba a opositores y expulsaban a mercenarios gringos que hacían presencia en su Isla.

Estos inteligentes cubanos van a llegar al Distrito y el Departamento ha ideologizar a todo magdalenense que carezca de inteligencia mediana para saber que estos no son los debates, ni mucho menos las gestiones, que requerimos como territorio para que el Distrito deje de padecer los ruidos de motobomba por la escases de agua, y que el departamento entre en una ruta de progreso real de desarrollo sin las lógicas mesiánicas bajo las cuales hoy quieren vender a nuestro Gobernador.

Lo siento mucho también por aquellos que aún se encuentran postrados en el luto de la derrota electoral, pero mientras sigan postulando a jefes de la oposición con líos de gravedad judicial, e intenten decir que el problema del territorio son unos isleños a sudar en las únicas obras visibles del cambio, nadie, nunca y jamás les devolverá la posibilidad de tener el poder que por muchos años malgastaron.

¿Acaso se necesita de una inteligencia como la cubana, para que entiendan que el territorio requiere de una oposición seria, donde los argumentos superen los mitos de la barba comunista, y se centre en poner de relieve los temas que como el agua, la seguridad y el empleo hace que tanto” los de antes” como “los de ahora” tengan fregado a “los de siempre”?

La extensa pregunta es muestra del escaso control político de altura que se acompasa en la mediocridad de una gestión seria de cara a las necesidades inmediatas del territorio por parte de quienes nos gobiernan. Hay bombos y platillos anaranjados firmando papeles, convenios y revoluciones simbólicas de problemas que como el del agua, llevan más de 8 años en mora de resolverse.

Dejemos a Cuba libre de todo el debate de buena gobernabilidad y sana oposición que como territorio naturalmente necesitamos, ojalá nuestros gobernantes naranjas junto a quienes se oponen a estos, logren darse cita un viernes por la noche en el centro para tomarse juntos un coctel, es barato, rápido de preparar y sobre todo tiene un “agriodulcecito” que puede darlo por igual el limón o alguna que otras gotas de naranja.

La época electoral ya pasó, nadie debería estar en campaña. Aun cuando el color naranja nos lo metan por los ojos en cada esquina de la ciudad, los problemas que no han resuelto los de antes, tampoco lo han resuelto los de ahora y en 12 años, cuando los de siempre estemos ante los mismos problemas estructurales y las gotas naranjas se tornen en amargas, será un dulce y embriagante Cuba Libre el que nos quite la sed de un mejor magdalena para todos.